En el 1997-1998 fue cuando yo empecé a necesitar muchísima sangre, estuve dos o tres veces casi al borde de la muerte y gracias a la sangre que me dieron, me salvé. Hasta que en el 2008 me llamaron urgente porque tenía el hígado muy mal y fue cuando me hicieron el trasplante de hígado. Aunque la primer vez, no me lo pudieron poner porque yo tenía calentura. Nos pusimos muy tristes porque pensábamos que me moría. Y entonces a los 17 días, sí que me lo pudieron hacer. Era por San José, y es por eso que me cambié el nombre. Ahora me llamo José Manuel.
Allí es donde me di cuenta de la falta que hace de donar sangre. Yo no me cansaré de decir de la gran importancia que tiene el dar sangre, como dice el eslogan; «dar sangre es dar vida» y yo añadiría también que «hace feliz a muchísimas personas. Es una labor solidaria, altruista y humana. Y con una bolsa de sangre se pueden salvar a tres vidas».
Por eso que soy trasplantado hepático y he estado varias veces en la unidad de desangrantes del Hospital Vall d’Hebron. Yo colaboro con la asociación de los trasplantados hepáticos. Para mi la política en el sentido revolucionario, en el sentido que llevaba antes, eso se acabó para siempre. Mi revolución hoy es ayudar a todos los enfermos, a todos los necesitados, que cualquier enfermo que me necesite allí estaré yo. Cuando los veo, por lo menos les saco una sonrisa siempre. Y cuando llego a casa le digo a mi mujer: «hoy he hecho algo bonito». Esta es mi vida.
“A la feina, érem tres a la infermeria que ens extrèiem llet mentre dinàvem”
Marcel·la Clusellas, donant de llet per segona vegada“El plasma serveix per fabricar el medicament que necessitem els hemofílics”
Marc Parés, pateix hemofília severa“Gràcies al tractament, puc fer una vida molt normal”
Jesús Ramos, afectat per una immunodeficiència primària