Empecé a donar sangre en el año 1993, cuando tenía poco más de trenta años porque a mi padre le operaron de la próstata. Antes se hacía aquello que se pedía a los familiares que dieran sangre, y fuimos con mi hermana. Y desde entonces, que iba hiendo.
Un día me llegó una propaganda sobre la donación de plaquetas. Pregunté y me lo explicaron. Tenía que tener una buena vena, y resulta que la tengo en el brazo izquierdo, que puede tener relación con el hecho de que soy zurda. Y así empecé.
Empecé porque a mi padre le operaron de la próstata
Y luego me llamaron por plasma. Yo no entendía nada, pero me explicaron que la necesidad de plaquetas se produce sobretodo durante los momentos especiales en los que bajan las donaciones de sangre; en Navidad, en verano, durante las fiestas, etc. Así que desde entonces he ido donando. Especialmente cuando me llaman, pero dependiendo de si tenía trabajo, o no.
Ahora, desde hace tiempo vengo siempre cada mes y ya cojo hora para el mes siguiente. Soy donante de plasma habitual, es lo que doy más. Y en algún momento que me dicen que necesitan, doy plaquetas. El Banc de Sang de la Vall d’Hebron me queda cerca, a tres cuartos de hora andando.
Conocí a un amigo de mi hijo a quien le ponen plasma
La verdad es que es una rutina en mi vida, lo tengo planeado ya como una cosa habitual. Además, solamente me supone tiempo, porque no me da ningún problema, me encuentro bien siempre.
Un día conocí a un amigo de mi hijo que le ponían plasma. Y mira, pienso que, al menos, lo que hago sirve para este chico.
“Me pusieron más de 4 litros de sangre y eso son muchos donantes...”
Núria Sánchez, afectada de endometriosis severa“En mi familia fuimos tres que lo cogimos, y lo superamos”
Cynthia Gómez, pasó el COVID19 y recibió sangre“A la gent, sempre els dic que donin sang perquè mai se sap”
Marta Gilart, receptora de sang per un càncer de mama